El gato domestico a pesar de ser un hospedador atípico, puede ser parasitado por Dirofilaria Immitis y producirse como resultado la enfermedad del gusano del corazón (EGC). En esta especie las manifestaciones clínicas de la enfermedad son diferentes y más severas, pero la taza de infección es solo 5–20 % de lo que es en los caninos. La infección experimental en los gatos es más difícil que en los perros; menos del 25% de las L3 alcanzan la adultez. Esta resistencia es también reflejada en infecciones naturales, en las cuales la carga parasitaria de gusanos es usualmente menor que 10 parásitos, y típicamente se encuentran solo 2-4 parásitos en el corazón.
Otras causas de la resistencia inherente a este parásito son el periodo corto de la patencia, la alta frecuencia de amicrofilaremia o el bajo recuento de microfilaria, y la vida corta del estadio adulto (2-3 años).
Epidemiología
La dirofilariasis es una enfermedad parasitaria del aparato circulatorio que ha sido reportada en aproximadamente 30 especies incluyendo perro, gato, zorro colorado, coatí, coyote, hurón, zorro gris, lobos y elefantes marinos, focas mapaches y pandas rojos. Los osos, equinos, y el hombre son huéspedes accidentales y terminales, puesto que las larvas nunca llegan al completar su desarrollo hasta adultos.
En las zonas donde la enfermedad es endémica, juega un papel muy importante el grado de urbanización de las mismas dado que la densidad de la población canina y felina, en general, crece acorde con la población humana del lugar y este aspecto favorece la transmisión porque concentra un mayor número de animales dentro del radio de vuelo del mosquito, en contraposición a lo que sucede en un medio rural, donde los animales se encuentran dispersos.
En zonas endémicas, entre el 6 y 8% de los mosquitos están infectados.
La edad promedio de los gatos infectados es de 3 a 6 años y los machos presentan mayor prevalencia de la enfermedad. Aunque la exposición a los mosquitos infectados es un importante factor de riesgo, se ha determinado que la tasa de infección de los ejemplares caseros es similar a la de los gatos de exteriores. Sin embargo en un estudio realizado en un Hospital de Carolina del Norte en EEUU, donde se trabajó con 50 gatos, entre 1985-1997, concluyeron que el sexo no parecería ser factor de riesgo, el refugio de gatos provee solo una protección incompleta, y que el rango de edad de gatos infectados era entre 1 y 19 años, con un promedio de 5.
Otro estudio realizado en 239 gatos eutanasiados en un refugio animal en el sudeste de Michigan, concluyó que los gatos que viven en un área urbana, tienen más baja prevalecía de infección con Dirofilaria Immitis adulta. Sin embargo esto es como hacer una subestimación de la real prevalecía de la infección porque no se tuvo conocimiento de los gatos con estadios larvales o juveniles.
En cuanto a los vectores Labathe y colaboradores estudiaron los vectores potenciales de Dirofilaria Immitis en Rió de Janeiro, Brasil (1998) .De un total de 3.667 mosquitos estudiados, se encontraron que los mejores vectores fueron Ae.scapularis , Ae. Taeniorhynchus y Culex Quinquefasciatus . Este último seria el mejor vector en gatos.
Esta enfermedad es endémica en Estados Unidos, Japón, Europa y Australia, lo cual ha constituido un desafió sustancial para los veterinarios que han contribuido en gran medida al conocimiento de la enfermedad y su tratamiento.
En nuestro país se ha comprobado la presencia del parásito en distintas provincias de la Mesopotámica, y en Buenos Aires. En los últimos años se ha demostrado un aumento significativo de la frecuencia de casos en el Gran Buenos Aires. En 1999 en las zonas Norte y Sur del Gran Buenos Aires se encontró una prevalecía del 17.7% y 23.5% respectivamente. En zona Oeste del Conurbano Bonaerense y Capital Federal 0%. Los trabajos realizados en nuestro país son en base a estudios en caninos con dicha enfermedad, no hay datos precisos en felinos.
Los felinos son susceptibles a la forma cardiopulmonar de la enfermedad, solo que las características anatomofisiológicas no constituyen una condición favorable para su desarrollo.
La patología pulmonar general en los gatos es similar al canino. El gato es resistente, pero susceptible comparado con el perro. El incremento de la respuesta inmunológica del gato podría explicar muchos de los signos clínicos.
El parásito primero llega a los pulmones del gato, a los 100 días, después de haber sido infectado por un mosquito, los pulmones responden con una intensa reacción inflamatoria y síntomas similares al “asma” pueden desarrollarse.
El gato tiene macrófagos especializados en los lechos capilares (designados para envolver y digerir materiales extraños), que no están presentes en el perro.
Después de la madurez de los parásitos, los signos clínicos pueden ser intermitentes o estar ausentes. El parásito parece ser capaz de suprimir la función inmune. Sin embargo, en el momento que muere un parásito, en los pulmones se desarrolla una reacción inflamatoria y los macrófagos especializados serian los principales responsables de esa reacción intensa que también puede ocurrir con la presencia de un solo parásito. El resultado es un pulmón afuncional y un síndrome respiratorio agudo por distress.
La respuesta arterial a los parásitos adultos es más severa que en el perro, sin embargo la hipertensión pulmonar no ha sido frecuentemente reportada. Esta respuesta principalmente en la zona intima de los vasos y la eosinofilia producen, tortuosidad, tromboembolismo y posible hipertensión. El árbol arterial pulmonar es mas pequeño en el gato que en el perro, y tiene menos circulación colateral, la producción de émbolos aún con pequeñas cantidades de parásitos, producen unos resultados desastrosos, infartos y por último la muerte.
Aunque no es común el cor pulmonar y el fallo cardiaco derecho, puede estar asociado con EGC crónica y manifestarse con efusión pleural (hidro o quilotorax) y/ o ascites.
Signos clínicos
Los signos clínicos de la infección parasitaria en gatos es muy poco especifica. Él diagnostico solo por los signos clínicos es casi imposible.
Los gatos infectados pueden morir repentinamente sin permitir en ningún momento hacer un diagnostico o un tratamiento adecuado.
Alternativamente, ellos pueden exhibir signos clínicos agudos o crónicos tales como:
Signos clínicos asociados con la Filariasis Felina | |
Aguda | Crónica |
Colapso Disnea Convulsiones Diarrea/ Vómitos Ceguera Taquicardia Sincope Muerte Súbita | Tos Vomito Disnea Letargia Anorexia Perdida de peso Quilotorax
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La presentación aguda o hiperaguda es usualmente debido a la muerte de los parásitos, la formación de émbolos, o la migración de los mismos hacia el sistema nervioso central. Los signos van a ser variables incluyendo, sialorrea, taquicardia, shock, disnea, tos o hemoptisis, vómitos y diarrea, sincope, demencia, ataxia, incoordinación, movimientos de la cabeza, ceguera, y muerte.
Se puede presentar muerte súbita, en aproximadamente 23% de casos observados. Estos pueden aparecer clínicamente normales hasta una hora antes de la muerte. En la necropsia se encuentra infarto pulmonar, congestión y edemapulmonar. El síndrome de la vena cava se observa a menudo en los gatos.
Los hallazgos en la enfermedad crónica, pueden incluir, tos disnea, anorexia pérdida de peso, letargia, intolerancia al ejercicio, vómitos, quilotorax y signos de falla cardiaca derecha. La tos es relativamente común de encontrar.
Finalmente algunos de los gatos con EGC pueden estar libres de signos clínicos.
El diagnostico de la enfermedad es problemático por distintas causas.
Los signos clínicos son bastante diferentes a los del perro. El esfuerzo en el diagnostico es a menudo inadecuado porque la incidencia en los gatos es baja. Por otro lado la eosinofilia es transitoria o ausente, los hallazgos en la electrocardiografía son mínimos; y la mayoría de los gatos son amicrofilaremicos.
La radiografía aunque es útil no es adecuadamente sensitiva ni especifica y requiere experiencia en la interpretación. La ecocardiografía es prometedora en términos de especificidad pero es costosa y solo es moderadamente sensitiva, y requiere experiencia y equipamiento especial.
Actualmente, los mas utilizados son los tests de ELISA en serologia. El test de antigenos es muy específico pero no sensitivo, perdiendo alrededor del 50% de infecciones naturales. Por otro lado el desarrollo reciente del test de anticuerpo felino es muy sensitivo pero de baja especificidad, esto significa que un test positivo indica exposición pero no necesariamente infección adulta.
Hematología, Serología y lTest de Microfilaria
Hematología
Aunque la presencia de eosinofilia y/o basofilia pueden incrementar la sospecha de enfermedad estos valores tienen un valor limitado. Esto se debe a que los cambios hematológicos son transitorios (presentes de 4 a 7 meses después de la infección) y se encuentran solo en el 33% de los casos. En un estudio en gatos con signos cardiorespiratorios, aquellos con enfermedad evidente no tuvieron diferencias significativas en niveles de eosinofilia o basofilia que aquellos que no estaban infectados.
Los Tests de Microfilaria
Un diagnostico definitivo de la enfermedad puede ser realizado por la detección de microfilaria circulante, usando el Knott test, filtro Milipod, o frotis directo, o técnicas de micro hematocrito.
Un resumen reciente indica que el 36% de 45 gatos con enfermedad fueron microfilaremicos, mientras otros reportes han indicado no más de un 20% de gatos infectados son microfilaremicos. Estas discrepancias probablemente reflejan el hecho, de que hasta a los últimos tiempos los métodos diagnósticos reportados, son limitados para los tests de microfilarias.
Incrementando el volumen de las muestras de sangre, los múltiples muestreos, y los muestreos nocturnos, pueden incrementar la eficiencia diagnostica del test dependiente de microfilaria. Mientras que el bajo porcentaje de gatos que se transforman en microfilaremicos, la naturaleza transitoria de microfilaremia y el bajo numero de microfilaria limitan seriamente su utilidad.
Los test de antígenos
Aunque virtualmente especifico (100%), se ha limitado el uso del test de ELISA para antígenos en gatos por la incapacidad de este, para detectar bajas cargas parasitarias (< de 2 parásitos); en general, los gatos infectados tienen 1 a 12 (mas a menudo 1, casi siempre <5) parásitos. Además, el test actual detecta antígenos presumiblemente producidos por el tracto reproductivo de las hembras adultas, esto significa que no detectan formas inmaduras (<7 meses), o una infección única con adultos machos. Por lo tanto, estos factores pueden dar resultados falsos negativos.
En estudios recientes se lograron los siguientes porcentajes, 53% por un único parásito y 18% por machos.
Por otro lado, ahora se sabe que los signos clínicos pueden existir primariamente a la maduración, en el tiempo que estos son negativos al antígeno.
Secundariamente, un test de antígeno comercial permitió la detección de menos de 40% de infecciones naturales probadas por necropsia.
Los resultados falsos negativos del test son frecuentes, dependiendo del test usado, la madures del parásito, el sexo y la carga parasitaria.
Los logros recientes en la sensibilidad del test de ELISA son improbables en su eficiencia en él diagnostico de infección cuando hay solo un parásito hembra. Sin embargo el nivel de especificidad del test es bien aceptado y el riesgo de los falsos positivos cada vez tiene menor prevalencia. Por lo tanto, los resultados positivos deberían ser confirmados con un segundo test o por la presencia de signos clínicos (tos, lesiones radiografías, electrocardiografía, etc.).
En EEUU se encuentran comercialmente, el Snap Heartworm Antigen test (SNAP), y DiroCHEK Heartworm Antigen test Kit (DiroCHEK).
Test de anticuerpos
A pesar que posee menor especificidad que el test de antígenos, el test de anticuerpo por ELISA es capaz de detectar parasitosis machos únicamente, infecciones inmaduras y ha mostrado ser útil en la detección de infección aun cuando el test de antígenos resultó negativo. El test mostró ser 100% especifico en determinar pacientes negativos a filaria, en detectar 80% de infecciones experimentales durante 2 meses, 97% a 100% por 3 meses, y 100% por 4 meses luego de la infección.
Se logra saber por lo tanto que un resultado negativo indica que no hay infección o una temprana (<50 a 60 días)
Un resultado positivo puede determinar que:
1. los adultos están presentes en el corazón o en las arterias pulmonares.
2. una infección pasada con anticuerpos aún presentes.
3. una larva precardiaca , L 4 o infección con L5.
4. una infección ectopia.
Idealmente un resultado positivo debería ser confirmado con un test de antígeno, ecocardiografia, o angiografía y avalado con los signos clínicos apropiados.
Para concluir el test puede ser útil como marcador de la exposición a Dirofilaria, aún cuando los gatos nunca desarrollen la infección madura.
Actualmente en EEUU hay disponibles comercialmente tres tests. Feline Antibody Heart worm Test Kit (ASSURE); y HESKA Solo Step FH (Solo Step). (18). Heska Corporation realiza otro test que está diseñado específicamente para la infección de filaria y que posee mayor especificidad, “send-off- ELISA Antibody test”.
Diagnóstico por Imagen
Radiografía
Los hallazgos radiográficos incluyen arterias pulmonares agrandadas, a menudo márgenes pobremente definidos, cambios en el parénquima, incluyendo infiltrados focales o difusos, densidad perivascular, y ocasionalmente, atelectasia o efusión pleural. La hiperinsuflación pulmonar y agrandamiento del corazón derecho pueden también ser evidentes. La radiografía torácica puede ser sugestiva de una enfermedad.
La angiografía puede ser usada para realizar un diagnostico definitivo por la demostración de radiolucidez intravascular “cuerpos extraños”, agrandamiento y tortuosidad de las arterias.
Ecocardigrafía
Este método diagnostico es más sensitivo en los gatos que en los perros, para la detección de Dirofilaria. Se observa una ecodensidad doble, densa, típica en los bordes de la arteria pulmonar principal, o en el ventrículo derecho, u ocasionalmente en la unión atrioventricular derecha. La infección se detectó por ecocardiografía en 7 de 9 casos naturales y 12 de 16 infecciones experimentales.
Una revisión retrospectiva de una serie de casos reveló una baja sensibilidad cuando los parásitos no fueron buscados específicamente y particularmente, cuando los estudios no fueron realizados por una persona capacitada. Esta observación muestra la necesidad de la gran experiencia para esta técnica para arribar a un diagnostico de filariasis.
Manejo clínico
Después del diagnóstico los veterinarios y los clientes tienen pocas propuestas. Una de ellas seria dejar que los parásitos mueran solos y arriesgarse a que no se presenten crisis agudas. Otra opción seria administrar un adulticida, para eliminar a los parásitos, y también correr el riesgo de complicaciones por la muerte de los ellos.
También se podría realizar una remoción quirúrgica de los mismos, la cual es exitosa siempre que se hallan encontrado a través de un ecocardiograma en ventrículo derecho o en las arterias pulmonares.
La naturaleza de la enfermedad, la cual a veces presenta vómitos, signos respiratorios intermitentes o a veces no presenta síntomas de enfermedad alguna, hace pensar al propietario que su mascota no presenta una patología severa. Pero en un pequeño porcentaje de animales, se puede producir complicaciones espontaneas y muerte repentina, y el propietario debe conocer la gravedad de la enfermedad, aunque desee o no realizar un tratamiento. Cabe aclarar que los gatos sin sintomatologia tendrían menor riesgo de complicaciones con un tratamiento adulticida.
El tratamiento en felinos con Tiacetarsamida sódica ( 2.2 mg/kg Ev durante dos días), es bien tolerado en gatos sin complicaciones inmediatas de hepatotoxicidad o toxicidad renal. Se recomienda usar Ketamina en los pacientes indóciles, como sedante. Después de dos días puede aparecer edema pulmonar que se contrarresta con glucocorticoides y oxigenoterapia. La complicación con esta droga es la embolización y la muerte súbita después de 10 días de la administración. La embolización puede inducir daño pulmonar, hemoptisis y disnea. No se han reportado casos de trombocitopenia y CID en gatos. La embolización afecta más a menudo a los lóbulos caudales del pulmón.
La Oxigenoterapia esta indicada en la disnea como así también el uso de glucocorticoides a altas dosis (Prednisolona 1-2 mg/kg. 3 veces por día), en las crisis. El uso de glucocorticoides no esta recomendado antes o después del uso de la Tiacetarsamida. No se recomienda tampoco el uso de Aspirinas en esta enfermedad. Basados en los resultados de Ag. el gato con Ag. fuertemente positivo es más propenso de desarrollar complicaciones después del tratamiento adulticida.
Como conclusión, la severidad de las reacciones post adulticidas es mayor que incluso el riesgo de una muerte espontanea en un gato asintomatico. La Melarsomida no se recomienda en gatos.
Prevención
La administración de Ivermectina, como única dosis de 24 mcg./kg., y la Milbemicina Oxima, en 500 mcg./kg. en dos dosis separadas por un mes, previnieron la infección efectivamente cuando la exposición ocurre los meses previos. En 1996, la FDA aprobó la Ivermectina como preventivo en una administración palatable.
La Ivermectina ha demostrado ser excelente en cuanto a la seguridad, sin ningún efecto adverso en cachorros a dosis superiores de 110 mcg./kg. y dosis mayores de 750 mcg./kg. en adultos.
La Milbemicina Oxima aunque no está comercializada, fue aprobada por la FDA en los felinos como preventiva a dosis de 2000 mcg./kg.
Aunque no hay razón para esperar efectos adversos en la prevención de animales infectados, se debería conocer el estado del animal antes de aplicar un preventivo.
Basados en la severidad del cuadro, la falta de efectividad y seguridad de una terapia adulticida, y la dificultad de un diagnostico definitivo, los autores creen que los propietarios de los felinos en áreas endémicas deberían tener la posibilidad de una terapia preventiva.
Fuente: http://www.aamefe.org